Las rocas antárticas pueden ayudar a clasificar las herramientas de piedra de los parecidos naturales

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Ala antártida está en alguna parte Se podría pensar que los arqueólogos tienen poco negocio. Después de todo, los seres humanos no la alcanzaron hasta 1821. Sin embargo, un estudio publicado en Antigüedad por Metin Eren de la Universidad Estatal de Kent, en Ohio, argumenta que merece su atención precisamente por esa razón.

Un reto al que se enfrentan aquellos arqueólogos que estudian la Edad de Piedra, en particular el Paleolítico (que es el grueso de la historia de los homínidos, incluidas especies como Homo neanderthalensis y Homo heildelbergensis), es discernir si las cosas que podrían ser herramientas de piedra, son, de hecho, tales. Hay muchos casos en los que una roca identificada como trabajada deliberadamente por la mano de un homínido ha sido posteriormente reclasificada como un objeto producido de forma natural.

El Dr. Eren y sus colegas pensaron que podría ser útil reunir una biblioteca de rocas con forma de herramientas de un lugar donde no había posibilidad de que los humanos o sus ancestros pudieran haberlas tallado. Recurrieron a la Antártida porque, no solo se llegó a ella hace solo 200 años, sino que también es compatible con una variedad de procesos, incluida la erosión glacial, la escarcha y el transporte fluvial, que podrían convertir las rocas en formas similares a herramientas.

En lugar de visitar el continente en sí, llamaron a las puertas del depósito de rocas polares en Columbus, la capital de Ohio, donde se almacenan miles de muestras de rocas antárticas. Usaron la base de datos del repositorio para encontrar especímenes hechos de cosas, especialmente basalto, pedernal (cuyo tipo más familiar es el pedernal) y obsidiana, que los homínidos tenían una inclinación por convertir en herramientas antes del desarrollo del bronce y el hierro. Luego los estudiaron en detalle e identificaron 14 que pensaron que fácilmente podrían haber engañado a los arqueólogos haciéndoles creer que se habían hecho deliberadamente.

Argumentan en su artículo que estos especímenes deberían formar el núcleo de una colección de referencia, con la que podrían compararse los descubrimientos dudosos. También esperan aumentar esta colección saqueando de manera similar el tesoro que pertenece al British Antarctic Survey, en Cambridge. Eso sin duda ayudaría a los arqueólogos profesionales. Para los aficionados que puedan tener curiosidad sobre si la “herramienta” que se muestra en la parte superior de este artículo es natural o artificial: es una herramienta real, de España, fabricada hace 350.000 años por Homo heilbergensis.

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